MUSEO/ Luis Felipe Noé
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Luis Felipe Noé
La historia de esta obra comenzó en un paseo que dio el artista por el campo, en el que descubrió un árbol muerto, negro como el carbón, que fue alcanzado por un rayo diez años atrás.
Al verlo, se sintió atraído inmediatamente porque de alguna manera reconoció en la corteza del árbol una trama semejante a la que utiliza en sus obras.
El primer paso fue la extracción del árbol, que se trasladó a un aserradero, para luego ser llevado a un autoclave. Luego, fue intervenido por medio de materiales y colores diversos, volviendo a ser instalado nuevamente en el campo.
Texto de Luis Felipe Noé
Compleja esperanza es una obra que felizmente me ha encargado la Fundación Tres Pinos y que realicé con la colaboración artística de la Fundación Luis Felipe Noé. Así, me han dado la ocasión de sentirme desafiado en un medio que no es habitual en mi producción: un objeto-instalación. Opté, por lo tanto, por relacionarme directamente con la naturaleza a través de un tronco quemado que, para su conservación, tuvo que extraerse de la tierra y limpiarse de impurezas, lo que significó cortes y, posteriormente su inversión: las raíces en el lugar de las ramas del árbol. Esto me pareció magnífico en el sentido de que siempre me interesa encontrar la imagen por el derecho y el revés. Todo esto iba multiplicando el desafío y, así, dándole vida a través del color y de copias parciales de algunas de sus ramas en bronce, fui armando esta obra con el espíritu de un título que lo ubico como estímulo que me conduce a una concreción simbólica: Compleja esperanza.



